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Cometer amenazas es un delito Descubre qué dice la ley y cómo denunciar

Las amenazas son un hecho recurrente en nuestra sociedad, pero ¿son consideradas como un delito? La respuesta es sí, en muchas ocasiones. Si has sido denunciado por amenazar a alguien, es posible que estés cometiendo un delito de amenazas con diversas consecuencias legales.

Procedimiento para reportar una intimidación

Si estás en esta situación, la opción será comunicarte con la policía para presentar una denuncia, ya sea oral o por escrito, en contra de la otra persona. Para ello, es importante que brindes la máxima cantidad de datos posibles, como cómo ocurrió el hecho, identificar al responsable, contar con un testigo que pueda confirmar los eventos, entre otros.

Formas de peligro y castigos

No hay una única categoría de delito de amenazas en el Código Penal. De hecho, entre los artículos 169 y 171 se encuentran diversas clasificaciones que conllevan sanciones de distinta gravedad. A continuación, examinaremos cada tipo de situación:

QUÉ SE CONSIDERA AMENAZA

Amenazar significa advertir a alguien, ya sea de palabra o por escrito, acerca de la voluntad de causar daño a él o a quienes lo rodean. Sin embargo, para que se considere como tal, deben cumplirse ciertos requisitos.

Una amenaza constituye un ataque a la libertad de uno o varios individuos. Su objetivo principal es coaccionar o presionar a alguien para que realice una acción en contra de su voluntad. Esta acción puede poner en peligro la vida, la integridad física, la libertad, el patrimonio o el honor de la persona amenazada, ya que se le impone una obligación bajo amenaza de consecuencias.

EL DELITO DE AMENAZAS

El delito de amenazas está contemplado en los artículos 169 a 171 del Código Penal, categorizando desde la forma más leve hasta la más grave (Para acceder a los artículos del Código Penal, haz click Aquí).

La gravedad de la amenaza depende del tipo de mensaje transmitido, así como si la persona que lo emite tiene la intención de cumplirlo o no. Lo fundamental es que su receptor se sienta intimidado y tenga temor de que se cumpla.

Más grave es cuando la amenaza se dirige a un grupo o colectivo, se difunde por medios públicos, se impone una condición o se espera obtener algún beneficio de ella. Dentro de este último supuesto, podemos mencionar el chantaje como una forma de amenaza, que puede conllevar delitos como la revelación de secretos.

LAS CONSECUENCIAS DE COMETER EL DELITO DE AMENAZAS

¿Ha sido presentada una denuncia en tu contra por amenazar a otra persona? Es importante que sepas que este tipo de conductas pueden tener graves consecuencias legales, incluso llevar a una condena de cárcel. Las sanciones varían de acuerdo al tipo de amenaza realizada, por lo que es fundamental conocerlas.

A la hora de determinar una pena por un delito de amenazas, es primordial tener en cuenta el relato de los hechos, ya que este puede inclinar la decisión del juez. Por ello, es crucial contar con la asesoría de un despacho de abogados especializado en la materia, tal como los expertos en derecho penal de POZO Abogados & Asociados.

Jurista especializado en crímenes de intimidación

Si estás enfrentando acusaciones por un delito de amenaza, ¿te preocupa cómo lidiar con esta situación? Déjanos encargarnos de todo, ya que somos abogados especializados en casos de amenazas. Nuestro despacho en Granada se encargará de manejar todo lo necesario para reducir al mínimo la pena que puedan imponerte, pues tu libertad está en juego.

Es crucial que no tengas antecedentes penales por amenazas o delitos similares. Si los tienes y deseas cancelarlos, nosotros podemos ayudarte con ese trámite.

En caso de que te hayan amenazado, ¿sabes qué hacer? Lo primero es DENUNCIAR el acto. A partir de ahí, se iniciará un proceso en el que deberás demostrar la veracidad de las amenazas ante los tribunales.

Las vulneraciones penales y su impacto en la seguridad

Amenaza con delitos graves y violentos

Las leyes establecen que es una práctica peligrosa y ilegal amenazar a alguien con causarle daño a él, a su familia o a otras personas cercanas. Esto incluye delitos como homicidio, lesiones, aborto, secuestro, tortura, daños morales, violación, violación de la privacidad, difamación y ataques a la estabilidad socioeconómica.

Intimidando a grupos de personas o promoviendo la violencia

Además, se considera una infracción cuando las amenazas están dirigidas a asustar a toda una comunidad, una etnia, una cultura o una religión específica, así como a un grupo social, profesional o de cualquier otra índole. También se incluyen las que promuevan de manera pública la realización de acciones violentas por parte de organizaciones o grupos terroristas.

Protección de la privacidad y la reputación

El Código Civil enfatiza que estas medidas se aplican también en caso de amenazas de revelar hechos relacionados con la vida privada o las relaciones familiares de una persona, siempre que estos no sean conocidos públicamente y puedan afectar su reputación, crédito o intereses. Asimismo, se considera un delito divulgar o denunciar la comisión de un delito.

Notificar una ofensa de intimidación de menor grado

Como mencionamos anteriormente, en ciertos casos es necesario que la víctima presente una denuncia para que se sancione a una persona que cometa un delito leve de amenazas. Dicha denuncia puede interponerse en una Comisaría de Policía o en un Juzgado de Guardia.

Lo más aconsejable es contar con la asesoría y el apoyo de abogados penalistas en A Coruña, especializados en este tipo de delitos, para iniciar el proceso de denuncia por amenazas y representar a la víctima.

Una vez evaluadas las circunstancias, el delito puede ser sometido a consideración por parte de un Juzgado, el cual citará a los implicados (y a posibles testigos) junto a sus representantes legales, y tendrá en cuenta todas las pruebas relevantes para el caso.

El impacto del delito de intimidación

Como ya hemos comprobado, un delito grave de amenazas puede acarrear penas muy severas si existen agravantes. En realidad, es importante actuar de oficio si no se trata de un caso catalogado como leve, sin depender de que la víctima denuncie a la policía o a las autoridades pertinentes en su lugar de residencia.

Sin embargo, por experiencia sabemos que en la mayoría de las ocasiones estas denuncias nunca llegan a los tribunales. Pero también es evidente que es necesario ponerlo en conocimiento de las autoridades, ya que a menudo es un indicio de que podría ocurrir una agresión o una acción aún más grave.

Por lo tanto, si ha sido víctima y desea denunciar un delito de amenazas, nuestro mejor consejo es que lo haga y se ponga en manos de un abogado especializado en la materia de inmediato. Solo a través de él podrá garantizar la protección de sus derechos durante todo el proceso.

Requisitos para que una intimidación sea tipificada como delito

La amenaza no se considera un delito en sí misma, sino que para ser considerada como tal, es necesario que las acciones que conlleva sean consideradas como delito. Esto significa que la diferencia entre un delito grave de amenaza y un delito leve de amenaza radica en el tipo de acción que se lleve a cabo y si dicha acción está tipificada como grave o leve según la ley.

De acuerdo con el Código Penal, el delito leve se refiere a aquel que es castigado con penas leves. Con la eliminación de las "faltas" en la reforma penal de 2015, este tipo de delito incluye las amenazas que no implican una acción grave. Es decir, cuando se amenaza con un mal que no está considerado como delito.

El Delito de Amenazas en el Código Penal

Entre los delitos contemplados en el Código Penal, se encuentra uno de los más subjetivos: las amenazas. Lo que puede considerarse una amenaza para una persona, puede no serlo para otra.

Por tanto, es fundamental contar con pruebas fehacientes (documentos, testigos, grabaciones, etc.) que demuestren la existencia de la amenaza y también explicar al juez las circunstancias en las que se produjo.

Además, para que la amenaza sea considerada un delito, se deben cumplir ciertos requisitos dentro de la misma. No basta con simplemente amenazar para que se configure el delito. También es necesario que la acción con la que se amenaza esté tipificada como delito y que se prevea causar daño a otra persona.

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