Indemnización por daños y perjuicios según el Código Civil requisitos tipos y regulación
Para ser susceptible de una compensación por daños y perjuicios, es necesario que haya una falta intencional en el cumplimiento de una obligación, que no sea posible cumplirla de otra manera y que se hayan producido efectivamente...
Para que se configure una compensación por daño y perjuicio, se requiere la presencia de un incumplimiento culpable de la obligación correspondiente, el cual no pueda ser atendido de ninguna otra manera y que, en efecto, haya provocado...
Jurisdicciones de indemnización Dónde se ofician los daños y perjuicios
Responsabilidad contractual y extracontractualLos daños y perjuicios causados generarán una responsabilidad de tipo contractual o extracontractual, que seguirá las normas establecidas en el Código Civil. Tanto aquellos que actuaron con dolo, negligencia o morosidad en el cumplimiento de sus obligaciones como aquellos que de alguna manera contravengan lo acordado, deberán indemnizar los daños y perjuicios ocasionados.
Requisitos para la indemnización
La ley establece que los daños y perjuicios causados deben ser indemnizados, siempre que se cumplan ciertos requisitos. Estos incluyen el dolo, negligencia o morosidad en el cumplimiento de las obligaciones, así como cualquier otro acto que vaya en contra de lo acordado.
Procedimiento de resarcimiento
Cuando se hace necesario recurrir a una indemnización por los daños y perjuicios causados, el procedimiento que se debe seguir está detallado en los artículos 712 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Es importante conocer estos preceptos para saber cómo actuar en caso de verse afectado por perjuicios o daños causados por terceros.
La compensación por daños y perjuicios De qué manera se materializa
La compensación por daños y perjuicios no solo contempla la cantidad de la pérdida sufrida, sino también la ganancia dejada de obtener por el acreedor, salvo lo dispuesto en los artículos siguientes.
En caso de incumplimiento de una obligación pecuniaria y siempre que no se haya acordado lo contrario, la indemnización por daños y perjuicios consistirá en el pago de los intereses pactados, o en su defecto, en el interés legal.
Además de la pérdida material, también se deben resarcir las consecuencias causadas por dicha pérdida. La indemnización de daños y perjuicios engloba tanto el valor económico perdido como el beneficio que se ha dejado de recibir por parte del acreedor.
De esta forma, se busca compensar al acreedor por todos los perjuicios sufridos a causa del incumplimiento de la obligación, teniendo en cuenta tanto los daños materiales como los lucros cesantes.
Cabe destacar que, en caso de tratarse de una obligación de pago, el deudor deberá abonar los intereses establecidos en el contrato en caso de mora, o bien, el interés legal en ausencia de un acuerdo previo.
Es importante tener en cuenta que, en algunos casos, la indemnización por daños y perjuicios puede incluir otros conceptos, como los gastos y costas derivados de la reclamación de los mismos.
Compensación por pérdidas y daños Diferentes formas de resarcimiento
Las responsabilidades civiles extracontractuales surgen cuando no existe ningún tipo de relación contractual entre las partes involucradas, por lo que la responsabilidad no puede derivar de un acuerdo. Un ejemplo claro de esto sería un accidente de tráfico.
Estas responsabilidades incluyen tanto daños materiales a la cosa afectada (como el vehículo accidentado en nuestro caso) como daños personales que afectan tu salud e integridad física (tales como días de baja y secuelas), además de los daños morales que pueden causar efectos psicológicos como la fobia a conducir.
El origen de estas responsabilidades se encuentra en el incumplimiento de un contrato por parte de una de las partes. Como señala el artículo 1101 del Código Civil, esto incluye a aquellos que incurran en dolo, negligencia o morosidad en el cumplimiento de sus obligaciones, o aquellos que lo incumplan de alguna otra manera.
Distinción entre Perjuicio Económico Presente y Pérdida Patrimonial Futura
El daño emergente es la pérdida de un patrimonio debido a un incidente. Esto incluye el costo de reparación o el valor de reemplazo del bien o derecho afectado por el evento dañoso. Por otro lado, el lucro cesante se refiere a las ganancias que se dejan de percibir.
Mientras que el daño emergente es tangible y concreto, el lucro cesante es una pérdida potencial, basada en la suposición de lo que podría haber sido si no se hubiera producido el evento dañoso.
Aunque los requisitos para probar ambos tipos de daño son los mismos, el lucro cesante presenta mayores dificultades en términos de prueba. Esto se debe a que se trata de demostrar lo que podría haber ocurrido en lugar de lo que realmente sucedió. Por lo tanto, la evidencia debe basarse en indicios y presunciones derivadas de hechos que tendrán que ser probados.
Mientras que el daño emergente es más fácil de cuantificar y probar, el lucro cesante es más complejo debido a su carácter potencial.
En qué consiste
La figura legal a considerar es aquella que se refiere a un menoscabo económico, es decir, una disparidad entre el estado de tu patrimonio y el que tendrías sin el daño o perjuicio. Esto puede deberse a una disminución de activos o a una pérdida de ganancias esperadas.
En términos legales, se diferencia entre daño y perjuicio. El daño se refiere a una acción destructiva que afecta directamente a tu persona o a tus bienes. Mientras que los perjuicios tienen un carácter indirecto y se refieren a los efectos derivados de los daños.
Comprendiendo el daño económico perdido Qué es el lucro cesante
El lucro cesante se refiere a un daño de tipo patrimonial causado por diversas situaciones, tales como el incumplimiento contractual, un ilícito o un daño directo sobre los bienes o patrimonio de una persona.
Esta pérdida consiste en la ganancia frustrada, es decir, aquella que no pudo ser obtenida debido al suceso en cuestión, lo que afecta directamente al patrimonio del afectado.
Se genera un ambiente de inseguridad e incertidumbre, ya que la determinación exacta del daño puede resultar complicada de probar, al tratarse de una ganancia no recibida.
Casos más habituales
La pérdida de beneficios no obtenidos es una consecuencia a tener en cuenta. Se basa en la presunción de cómo se habrían desarrollado los hechos de no haber ocurrido el daño.
Es posible que hayas experimentado algún tipo de dolor o sufrimiento emocional, lo que hace que este concepto sea bastante subjetivo e impreciso, aunque su campo de aplicación en términos legales es cada vez más amplio.
Si se llega a demostrar el daño en cuestión, se establecerá una responsabilidad, tal como refleja el artículo 713 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Esto implica que la otra parte tendrá que compensarte económicamente en los plazos estipulados.
Qué es la pérdida directaCómo se define el perjuicio directo
Daño emergente: una consecuencia real y verificable
El daño emergente se refiere a las consecuencias reales y verificables que una persona sufre por un acto específico o una situación particular. En estos casos, la indemnización por daño emergente se corresponde con el precio o valor del bien que ha sido dañado.
De acuerdo con la doctrina, los daños emergentes son aquellos que han sido producidos de manera efectiva, es decir, son gastos que ya han sido realizados o que se van a realizar en el futuro.
¿Qué requisitos deben cumplirse para reclamar una indemnización por daño emergente?
- El hecho que causa el daño debe ser externo o ajeno a la voluntad del perjudicado.
- Debe tratarse de una acción u omisión negligente o culposa por parte de la persona a la que se le reclama la indemnización, como lo establece el Código Civil.
- Es necesario demostrar la relación de causalidad entre la acción dañosa y el perjuicio reclamado.
- Se requiere una prueba que determine claramente la existencia del nexo entre el acto dañino y el perjuicio, lo que deja en evidencia la obligación de repararlo.